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Negaciones “afirmativistas”, no de negacionistas

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Apoyándome en un artículo de la revista Discovery DSALUD, ofrecido amablemente por un recién conocido, expondré varias reflexiones y cuestiones relacionadas con lo que atañe al mundo entero a día de hoy y ya durante cerca de un año. Por cómo pensamos yo y muchas personas, y a raíz también de lo que pude leer entre líneas de la introducción del mencionado artículo, el tema presente creo que merece el nombre de “plandemia”, al contrario de lo que la mayoría piensa al respecto; esta última porción de gente defiende que se trata, en toda regla, de una pandemia provocada por un virus, ya sea de origen natural o escapado fortuitamente de laboratorio.

Empiezo por el principio… Basándome en el diccionario de la Real Academia Española, pandemia es igual a gripe epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. De esto entiendo que, el presunto SARS-CoV-2, en caso de que haya “aterrizado” en un número plural de naciones, con detectarse un solo afectado en cada una ya podría atribuirse el vocablo en cuestión, teniendo en cuenta que, a fecha de hoy, la enfermedad no ha alcanzado mayores males como los relatados en la segunda parte de la definición. De cualquier modo, para que pueda anunciarse una gripe pandémica, debe existir un virus letal; sin embargo, después de tantos meses de revuelo con informaciones, sobreinformaciones y desinformaciones dadas por personalidades de gran diversidad de ámbitos, resulta que, paradójicamente, no se ha visto ninguna prueba concluyente afirmando que tal microorganismo está viajando entre nosotros. Seguramente, yo no deba ser el primero en obtener tal demostración, pero, tal como explican los redactores de Discovery DSALUD, quienes aseguran haberlo secuenciado reconocen que no cumplieron los postulados de Koch, al mismo tiempo que el virólogo Charles Calisher no conoce trabajo alguno que refleje el aislamiento del supuesto coronavirus.

Hace unos días, gracias a un dato recibido por un miembro de Telegram, pude constatar, mediante cifras oficiales, algo sorprendente y que no me encaja (quizá me pierdo algún detalle esencial). Me estoy refiriendo a la conjunción de dos cifras distintas: la de esperanza de vida en España, que en datos provisionales de 2019 es de 83,59 años, y la de media de edad de fallecidos por coronavirus en este país durante la fase “pandémica”, que se sitúa en los 86 años. Adicional a esto, me remito de nuevo a la revista de José Antonio Campoy, donde se puede leer que el 95 % de muertos que se achacan a la COVID-19 superaban los 70 u 80 años y tenían graves problemas de salud previos. Merced de ambas conclusiones, ¿podría seguir cuestionando la veracidad sobre la existencia del virus o, cuanto menos, si existe este, su mortalidad?

Mención aparte merece el famoso test RT-PCR… Que la incidencia de casos de contagio se fundamente en una prueba de diagnóstico que ha dado positivo, y cito textualmente del artículo referenciado: “en cabras, ovejas, visones y un pájaro llamado kware, así como a papayas e incluso a aceite de motor.”, me parece, perdonadme por la expresión, de risa. De la misma forma, también dio positivo una muestra residual recogida en marzo de 2019 en Barcelona, cuando se presupone que el indetectado agente patógeno fue encontrado por primera vez en China a finales del mismo año. Si alguien duda sobre la inefectividad de dicha técnica, le invito a que se haga con la edición de Discovery DSALUD de la cual recibí el documento y revise la ingente cantidad de expertos en la materia que ponen en duda lo expuesto aquí. En el caso de que todavía uno no se sienta conforme con estas afirmaciones, cabría destacar uno de los artículos aparecidos en el Boletín Oficial del Estado concerniente a este asunto, en el que se detalla una serie de subvenciones a comunidades autónomas que hagan uso de la prueba PCR, “premiando” los casos COVID-19 notificados. El 31 de octubre es la fecha límite marcada para que tales aportes tengan efecto, por lo cual, me surge la siguiente pregunta: ¿terminado el plazo, cambiará algo la narrativa de la pandemia por COVID-19? No obstante, sí tengo claro que las cifras de defunciones del año actual van a quedar manipuladas, con el fin de seguir acrecentando el miedo en la población, con todo lo que ello conlleva; y estoy seguro de esto, pese a no haber datos de fallecidos por gripe común desde el 15 de marzo de 2020 por parte de la Organización Mundial de la Salud, tal como expresa la doctora Natalia Prego en el vídeo de YouTube titulado “Un crimen oculto”.

Mi postura respecto a todo este entramado es clara: seguir apoyando el trabajo y los mensajes de todo aquel que dirija su razonamiento en pos de la verdad y posicionarme en contra de cualquier información que no encaje con mis ideas y principios siempre y cuando las mismas no resuenen con mis niveles de conocimiento y entendimiento, ya sean altos o bajos.

Argerich